El nido del pájaro

Está visto que sin un blog no eres nadie, ni siquiera puedes poner comentarios en los de tus amigos... Así que aquí está, supongo que Saldama estará encantada, después de meses de echarme en cara que no miro el suyo, y de andar diciéndole yo que no quería crearme uno. :-) Veremos por dónde discurren los nuevos senderos virtuales que se abren ante nosotros.

miércoles, agosto 13, 2008

Primeras promociones: 1998-2008


Bueno, después de casi tres años sin publicar un nuevo post en mi blog, vuelvo al ataque. Aunque tengo muchos temas pendientes, lo primero va a ser cumplir mi palabra con una promoción de alumnos muy especial, la que ha terminado 2º de Bachillerato este junio pasado. En un bucólico día de nubes, los bauticé como "Los enamorados de la lluvia".
En alguna ocasión, durante las charlas que más de una vez tuvimos en clase, me preguntaron si me iba a acordar de ellos. Y la respuesta es: ¿Cómo pueden dudarlo? Sobre todo porque, a estas alturas, me parece haber descubierto algo acerca de las promociones. Pero, para explicarlo bien, tengo que irme un poco atrás.
El primer grupo al que tuve más de unos pocos días, la primera vez que puedo hablar realmente de una promoción, fue en 1998, en el colegio "Estudio". Era mi primera experiencia profesional después de las prácticas del CAP, y fue una situación de lujo: di el latín de COU a un grupo de 7 alumnos nada más, desde enero hasta junio, y fui yo quien los llevó a la Selectividad. Aunque no los tuve el año completo, estuve mucho tiempo con ellos; además, los tuve en la parte más importante, desde Navidades hasta el final del curso, y fui a verlos al examen de Selectividad. Así que creo que puedo decir con propiedad que ellos fueron mi primera promoción. Han pasado ya diez años y no los he olvidado. No sé lo que habrá sido de sus vidas, pero tengo sus caras y sus nombres grabados en la memoria: Julio, Aida, Bárbara, Marina, Matilde, Rocío y Rafa. Con ellos di mis primeras clases de verdad en un aula, y hubo muchos momentos buenos.
Durante bastante tiempo fueron mi única promoción, ya que después de aquello hice otras sustituciones, pero ninguna de ellas duró más de cuatro meses; ni empezaba el curso con los alumnos, ni lo terminaba con ellos. No hubo ocasión de volver a tener realmente un grupo que fuera mío.
Pero llegó el 2005-2006, y volví al colegio "Estudio"; en esta ocasión, como profesor titular. Iba a dar 1º del Bachillerato de Humanidades, latín y griego, a un grupo de 7 alumnos. El número fue una curiosa coincidencia, casi una premonición (aunque también tenía clases de lengua y literatura, ahora me estoy centrando en las de latín y griego). Habían pasado varios años, pero era la primera vez que era yo quien tenía que organizar el curso, quien tenía que prepararlo todo. También era la primera vez que yo les daba el año completo, y la primera vez que daba latín y griego al mismo grupo, y además lengua y literatura españolas. Todo se unió para que volviera a tener de nuevo el sabor a primera promoción, aunque técnicamente fuera la segunda. Sin embargo, había pasado el tiempo suficiente, y las diferencias eran tantas, como para que pudiera considerar en justicia también a esta promoción como la primera. Y así la siento, con toda la emoción del mundo, y sé que tampoco me olvidaré de sus nombres y de sus caras: Natalia, Eva Luna, Carmen, Raquel, Inés, Wanda y Elisa (y, en el último momento, otra Eva). Fue un curso muy especial y bonito, el mejor que podía haber tenido como primer año.
Llegó el siguiente curso, y otra promoción. Técnicamente, la tercera. Pero de nuevo hubo circunstancias muy especiales, de nuevo hubo cosas que no había habido antes. El grupo resultó muy entusiasta y conversador, muy orgulloso de estar en latín y griego. Lanzaron un manifiesto de las Humanidades, y en clase hablamos de lo divino y de lo humano. Fue la primera vez que unos alumnos vieron mi blog y encontraron fotos mías en Internet; sin embargo, algo que en manos de otros podría haber sido temible, en las suyas se convirtió en un elemento más de complicidad y buen ambiente. Fue la primera vez que en clase hubo un clima tan extraordinario de confianza, la primera vez que el entusiasmo desbordaba el aula. Y cuando supe que yo iba a dar también el 2º de Bachillerato de latín y griego, me di cuenta de que iba a ser el primer grupo al que le diera los dos cursos seguidos de las dos materias; el primer grupo al que he tenido dos años en lugar de uno solo.
El 2º ha sido más duro, el ambiente no ha sido tan idílico, quizá porque en el horizonte estaba la presencia un tanto amenazadora de la Selectividad. Pero también ha sido un año muy intenso, en el que además de trabajar mucho ha habido alguna que otra charla y alguna que otra polémica, e incluso hicimos un simulacro de las elecciones generales, ya que la mayoría no cumplía los 18 años a tiempo para votar. Ha sido la primera vez que he hecho algo así, como también ha sido la primera vez que tres matrículas de honor han ido a parar al grupo de Humanidades, y la primera vez que he visto a algunos crecerse en circunstancias tan difíciles que me han hecho sentir aún más orgullo por ellos.
Así que de nuevo me encuentro con este sentimiento de primera promoción, porque las diferencias con las anteriores han sido lo bastante grandes como para sentirlos así. No, tampoco de ellos me olvidaré, ni de sus caras, ni de sus nombres: Carlos, Claudia, Jorge, Tuca, Laura, Blanca, Marta, Paula, Pablo y Ana. Hay una pequeña anécdota que quizá les sirva para saber qué recuerdo me han dejado: en algunas ocasiones, conforme se iban leyendo la última novela de Harry Potter, estuvimos hablando sobre ese mundo. Cuando se publicó el primer libro ellos eran niños, de manera que el personaje les ha ido acompañando y creciendo junto a ellos todos estos años. No puedo ni imaginarme lo que debe ser crecer acompañado por un personaje de ficción prácticamente de tu misma edad, que crece al mismo tiempo que tú. Una de ellos contó en clase que, cuando leyó el primer libro, tenía la misma edad que Harry Potter en esa novela, y que durante un tiempo estuvo esperando que le llegase la carta de Hogwarts. Recuerdo que cuando lo contó me hizo sentir mucha ternura, porque por un momento pude imaginarla como una niña de once años que miraba soñadora a través de la ventana. Y eso es exactamente lo que me gustaría decirles: puede que nunca reciban la carta de Hogwarts, pero estoy seguro de que todos ellos van a hacer magia.
Así que he descubierto algo acerca de las promociones, como decía al principio. He descubierto que las promociones son un poco como los amores auténticos: todas tienen algo de primera vez.

Jose Carlos

domingo, octubre 16, 2005

2005, un año que jamás olvidaré

Cuando empezó este año jamás habría creído los cambios tan gigantescos que iba a traer a mi vida. Debería haberlo sospechado, porque de alguna manera, todos los años acabados en "5" me han dado sorpresas. En 1975 mis padres dejaron Palamós, donde nací, para venirse a Madrid. En 1985 empecé el último año de la EGB, donde hice amigos que nunca habría esperado, y fue la antesala del gran cambio de perspectivas que supuso ir al instituto. En 1995 hice un plan serio para terminar la carrera y vivir lo máximo posible ese momento en la Universidad, y así tuve un año intensísimo y muy satisfactorio en lo académico, pero además hice nuevos amigos, y realicé dos de mis sueños: conocer Atenas, gracias al viaje de fin de carrera a Grecia, y conocer Roma, ya que tras participar en una excavación arqueológica cerca de Florencia, recorrí un buen montón de ciudades. Y además de Roma, vi Pompeya. Todo un sueño hecho realidad para mí. Ese año fue también la antesala del final de la carrera, y de todos los cambios que vinieron después.
Y ahora nos encontramos en el 2005. Si en año nuevo me hubieran preguntado mis expectativas para los siguientes doce meses, de ninguna manera me habría imaginado lo que iba a ocurrir. Ya empezó siendo un año plagado de novedades, con bodas de varios de mis mejores y más íntimos amigos: Roberto, Sonia y Chema; esta última boda nada menos que en Gran Canaria, que fue un viaje maravilloso plagado de sorpresas también. Pero, además, el año estaba lleno de otras pequeñas cosas: el taller de escritura, con mis compañeros de los últimos cuatro años; las quedadas con la gente de CATSA, que en los últimos tiempos se estaban multiplicando, con conocidos muy diversos, y que contribuyeron a hacer mi vida mucho más interesante. Las reuniones con el comité de empresa, los concursos literarios inspirados por Sonia y por mí, los sábados con mis amigos... Se veía que era un año pleno de ilusión, de actividad y de cosas nuevas. Pero jamás me habría imaginado que mi vida iba a cambiar.
En abril me llamaron del Colegio "Estudio" para hacer una sustitución. Fue algo totalmente inesperado, porque hacía 4 años que no tenía noticias de ellos, y ya había perdido la esperanza. Estaba empezando a plantearme que, si de verdad quería ser profesor, tenía que prepararme las oposiciones. Y entonces, recibí la llamada de la directora. Sólo fue una sustitución de poco más de tres semanas, y por el momento no iba a haber más. Pero renové el contacto, y me dijeron que si surgían nuevas sustituciones, contarían conmigo.
Eso me hizo ver el futuro con algo más de confianza. Tenía muy abandonada esa faceta mía, la de docente, y fue como volver a sentir que otra vez me dedicaba a aquello para lo que había estudiado y que es una de mis pasiones: la lingüística, la literatura, las lenguas clásicas. Me hizo sentir muy bien volver a dedicarme a ello, aunque no me podía imaginar lo pronto que esta nueva perspectiva se iba a materializar. Después de la sustitución, pasé cerca de un mes y medio creyendo que mi vida iba a seguir igual, en CATSA. Había llegado a aclimatarme mucho a aquello, aunque en el fondo sabía que no podía continuar así mucho más tiempo. Y entonces, volvieron a llamarme. Hice una entrevista, y me propusieron contratarme para el nuevo curso, es septiembre.
De repente, todo cambió. Una parte importante de mi vida había girado en torno a CATSA, donde había empezado un 13 de noviembre de 1997. Durante los tres primeros años lo compaginé con otras muchas cosas, pero desde junio de 2000 había estado allí seguido, y la gente con la que compartí tantos y tantos momentos se había convertido en parte de mí. Muy en especial, en los últimos dos años, el conocer más a Sonia, Mada, Silvia, Mónica y Zalo había sido una de las alegrías más grandes que me he llevado en la vida. Ahora iba a realizar un viejo sueño, iba a dedicarme a aquello para lo que me formé en la facultad con toda mi ilusión, pero también me suponía dejarles en parte, aunque creo que siempre nos seguiremos viendo.
Y así ocurrió. Me marché el 11 de agosto, una fecha que jamás podré olvidar. No solemos dar valor a las cosas que hacemos, aunque cuando sabemos que se van a acabar, entonces de repente nos fijamos y prestamos más atención. Ese 11 de agosto yo no tenía que hacer cosas diferentes a las que llevaba años haciendo, pero sabía que iba a ser la última vez. Así que fijé los ojos en todos sitios, miré a la gente como nunca para no olvidar sus rostros, sus expresiones, la forma que tienen de reírse, de hablar, de ser ellos mismos. Traté de fijar el momento, porque hasta ese 11 de agosto de 2005, una parte de mi vida había estado allí, y no quería olvidarlo. Quería tener siempre vivo ese momento en mi memoria, para poder volver a él cuando quisiera. Es la única forma que conozco de que las cosas no desaparezcan del todo. Aquellos tiempos viven conmigo todavía, dentro de mí, y allí estarán siempre. Junto con otros muchos que también fueron muy importantes, y que jamás olvidaré.
A pesar de la nostalgia, estoy muy contento. Llevo un mes dando clases, y aunque es duro, ante mí se abren ahora unas increíbles perspectivas. Nuevas cosas para hacer, nuevos esfuerzos que asumir, nuevos momentos y vivencias que seguro que también atesoraré. Un gran cambio en la vida, que aún no sé dónde me va a llevar. Pero qué maravilloso es vivir. :-)
Y ahí están mis amigos, a los que sigo viendo, a los que sigo queriendo. Lo más importante, aún lo tengo. :-)

martes, enero 25, 2005

Marcha de la buena

El sábado pasado, 22 de enero, me lo pasé genial. Aparte de celebrar el cumpleaños de mi hermana (¡muchas felicidades, manita!) comiendo todos en casa de mi padre, esa noche quedé para ir de cena con algunas compañeras de trabajo y amigas suyas. Algún ceporro podría pensar:"GGÑÑÑÑ, un tío solo con tantas mujeres, GGÑÑÑÑÑÑ". Pero estoy acostumbradísimo, es lo que tiene ser de letras, que llevo desde los 16 años absolutamente rodeado de féminas, y yo encantado, claro. :-)
Que me surgiera tan estupenda ocasión tengo que agradecérselo principalmente a dos personas: por un lado a Maite, ya que el conocerla en mi planta me llevó a conocer a sus amigas del metro; y por el otro a Almu, a la que le gusta probar restaurantes nuevos y proponer a la gente quedadas, y que tuvo el detalle de comentármelo a mí también. Aunque a Maite, la verdad, me va a costar perdonarle que no viniera a la cena. :-P
Habíamos quedado a las nueve y media en Alonso Martínez, y yo, como de costumbre, llegaba tarde. Pero no demasiado, apenas diez minutos, así que llamé a Almu para preguntarle por dónde estaban. Me dijo que iban de camino al restaurante, y yo le contesté que estupendo, que me esperasen en la puerta. Lo gracioso fue que llegué antes que ellas, y me tocó esperarlas a mí, porque al parecer se hicieron un jaleo con las calles.
Íbamos a un restaurante árabe que hay en la calle Caracas, el Mosaiq. La verdad es que el sitio estaba genial: elegante, grande, muy bien decorado, ambiente agradable... Un poco pijo, pero la verdad es que a mí me gusta eso. :-) Nos dieron una mesa situada en una especie de aparte, era como si tuviéramos un salón privado para nosotros solos, y fue estupendo. Teníamos el restaurante a nuestros pies, porque había que bajar unas escaleras para salir de nuestro comedorcito, y al mismo tiempo disfrutábamos de una cierta sensación de intimidad, no como cuando te toca mesa en mitad del restaurante y estás rodeado de gente por todos sitios hablando a gritos. Aquí se estaba muy bien; además, pusieron música de ambiente bastante chula, aunque para algunos gustos era demasiado "disco-árabe".
Los platos estuvieron muy bien, muy ricos y en cantidad adecuada, y la conversación fue muy agradable. A la mayoría de ellas las conocía del metro o de vista, aunque me llevé una sorpresa con Patricia, que es amiga, prima en quinto grado y del mismo pueblo que mi compañera Bego. A Patricia la recordaba de cuando bajaba a visitar a mi compi dando saltarines pasos y diciendo alegremente: "Hola, Begoto". :-)
Hacia la mitad de la cena apareció una chica bailando la danza del vientre, y a pesar de que algunas comentaron que las profesoras que habían tenido de ese baile lo hacían mejor, dudo mucho que las profesoras tuvieran tan buen aspecto como esta chica; doy fe de que a mí el espectáculo me encantó. ;-) Almu se quedó con las ganas de hacerme salir a bailar con la del espectáculo, porque el restaurante era demasiado "piti" como para eso. A Carmen se le ocurrió decir que no le gustaba salir en las fotos, y lo único que consiguió fue que a partir de ese momento intentáramos todo el rato sacarla de improviso. Para terminar, cuando salimos del restaurante tropecé con una de las esquinas de la mesa, y me llevé por delante un cenicero que se hizo añicos contra el suelo. De los sitios con categoría hay que despedirse con estilo. :-)
Después nos fuimos a un local que estaba muy cerca, del que yo había oído hablar en muchas ocasiones y me apetecía un montón conocer: el Honkey Tonk. Fuimos allí gracias a Pilar, que sin duda se merece la palma a la más marchosa, a pesar de que era la más mayor de los que estábamos. Pero es que con ella se cumple el dicho de "no pesan los años, pesan los huevos", ya que Pilar cada otoño no se vuelve un año más mayor, sino un año más interesante. Me estuvo hablando de un cuentacuentos en Marrakech, y de cómo eran las discotecas en los años sesenta; y además nos llevó al Honkey Tonk, que para mí fue un hallazgo. El local me gustó mucho, con sus dos plantas, su amplio espacio, su decoración especial, su ambiente ecléctico, su música en directo, y la ausencia total de canciones latinas y de los triunfitos. Un sitio así hay que promocionarlo. :-)La luz en la parte de abajo era de ésta que hace fosforescente el color blanco en un ambiente de cierta penumbra, y tuvo el curioso efecto de poner decoración tipo Kiss a la cara de Patricia. Aunque eso sí, que conste que le daba un aspecto la mar de sofisticado. :-) Creo que a ella y a mí fuimos a los que más nos gustó el sitio.
A las demás no les iba tanto, así que nos marchamos después de un par de copas y echar un vistazo a la actuación en directo. Entonces yo propuse ir a Chueca, porque es una zona que no conozco mucho y me apetecía probar; nadie más la conocía tampoco demasiado, y la idea era dar una vuelta y mirar si algún sitio nos convencía. Lo que no tuve en cuenta, como estoy tan acostumbrado a andar, es que había quien podía cansarse de ello, y quien podía aburrirse de ir mirando sitios sin entrar en ninguno porque no terminaban de convencernos. Un relaciones de aire bastante gay que quiso llevarnos a su local, y al que le dijimos que no, terminó indicándonos sitios que podían interesarnos. El tío fue superamable, nos indicó varios y hasta nos acompañó un trecho, y eso que no quisimos ir al suyo, pero debió de vernos perdidos y nos ayudó. Me cayó tan bien que, si vuelvo por allí y me lo encuentro, iré a tomar algo a su local.
El caso es que no terminamos de decidirnos por ningún sitio, y la gente empezaba a cansarse. Nos encontrábamos ya muy cerca de Gran Vía, y Almu se acordó de un sitio en la calle Tres Cruces, el Staff. Fuimos allí, y de las ganas que teníamos de entrar ya a un garito no miramos más: allí nos quedamos. Al principio había gente muy jovencita, en la pista-escenario había una chica que cumplía 19 años, y a la que el pincha felicitó, pero luego empezó a entrar clientela de diversas edades, es lo que tienen los sitios que abren hasta más tarde de las tres de la mañana, que todo el mundo termina en ellos. La música era más o menos variada, aunque nos pusieron mucho latineo y mucho españoleo en el mal sentido; pero una vez que dejamos el abrigo y fuimos entrando en calor, ya nos daba todo igual. Empezamos a bailar de todas las maneras, sin duda el premio se lo merece Pilar, que nos dejó a todos atrás, con una marcha y un espíritu que ya quiero para mí cuando vaya cumpliendo años. :-)Patricia bailaba con mucha soltura, con un estilo muy ágil y dinámico que resultaba simpatiquísimo; Almu se movía muy bien, tenía movimientos variados para todas las canciones, se notaban las clases de baile; y hasta Carmen terminó por animarse, a pesar de que al principio no parecía demasiado dispuesta a dejarse llevar por la música. :-)
La gente se fue yendo, y nos quedamos Pilar, Patricia, Almu y yo. Almu terminó marchándose antes, a la pobre le dolían los pies por los tacones; para otra vez ya lo sabes, chiqui, te traes un calzado más cómodo. :-) Y allí, cada vez más envueltos por la música, cada vez rodeados de más gente, y cada vez moviéndonos más, en pleno "éxtasis bailongo", como yo lo llamo, estuvimos al pie del cañón los reyes de la noche: Pilar, Patricia y yo. Patricia me estuvo contando que siempre que sale con los de su pueblo terminan en el Morocco, y yo me acordé de lo chulas que son las canciones de Raffaella Carrá y Camilo Sesto para hacer el tonto con tus amigos a última hora de la noche. Pilar me abrió los ojos a las letras de algunas canciones de música latina, que tienen mucha tela, porque vaya barbaridades que dicen. Y luego los obispos del Vaticano van soltando que el rock es satánico; pues no sé cómo considerarán las canciones que oímos la otra noche... :-)
Hacia las cinco y media, después de una memorable sesión de baile con la que disfruté un montón, levantamos el campo habiendo dejado bien alto nuestro pabellón de marchosos. Nos bajamos andando hasta Cibeles, donde saqué la última foto de la noche y estuvimos comentando las cosas que teníamos que hacer al día siguiente. Es de estas veces que sabes que vas a pasar el domingo hecho polvo, pero que estás contento porque te lo has pasado bien. :-) Patricia se quedó en Cibeles, y yo me bajé en taxi con Pilar hasta Atocha, donde me cogí el tren para Alcorcón mientras ella seguía para Pirámides. Llegué a mi casa sonriente, a pesar del cansancio; es que estar con gente maja, tener buena conversación y bailar hasta las tantas es vivir, sin duda alguna. :-)

jueves, enero 20, 2005

Arrancamos el 2005

Después del aluvión de fiestas de las Navidades, las primeras semanas normales de trabajo se hacen difíciles. Pero claro, para eso estamos nosotros mismos, para amenizarnos nuestra propia vida. Una recomendación: la película "La importancia de llamarse Ernesto" merece la pena verse. Otra: lo que no merece la pena es quedarse en casa; hay que salir, incluso aunque no se trate más que de dar un paseo. El sábado pasado, entre la sesión de cine a las seis de la tarde y la marcha nocturna en Juan Bravo hacia las dos de la madrugada, tuve ocasión de pasear por Alonso Martínez, Fuencarral, Gran Vía, Sol, la calle Mayor... Y luego, ya hacia la medianoche, por la plaza de Santa Ana y el barrio de Chueca. Qué diferente es Madrid por el día, por la tarde y por la noche; las calles parecen distintas, entre la luz del sol y la de las farolas hay todo un mundo, pero además es que la gente que anima esas calles es también distinta. El sábado por la noche es un momento maravilloso, las calles llenas de gente viviendo a pleno entusiasmo, y logran que el ambiente se haga bueno, divertido, esperanzador, y sobre todo que a uno se le llene el pecho de energía y optimismo. Dios, qué bonito es vivir, a pesar de todo. :-)
En el cine y en Alonso Martínez me acompañó una amiga; por el centro y Chueca me acompañó un amigo, y cuando llegamos a Juan Bravo nos reunimos con algunos más. No hay nada mejor que el que pongan música que te gusta cuando te apetece bailar; y rematé ese gran día de paseos y conversaciones en una compañía excelente moviéndome al ritmo de algunas canciones de las que a mí me van, de ésas que me llenan de alegría y me hacen sentir algo grande.
Lo que quiero para el 2005 es poder seguir sintiéndome así. :-)

viernes, enero 14, 2005

Año Nuevo

Bueno, he tenido mi nido un poco abandonado, pero vuelvo a él. :-) El 2005 ha tenido un buen comienzo, el día 2 estuve de excursión en Ávila con mi amigo Roberto, siempre dispuesto a lanzarse carretera adelante para ver nuevos horizontes. En días posteriores tuvo lugar una reunión con los afiliados y representantes de CCOO de mi empresa, donde me quedaron claros algunos puntos, como que a la mayoría de los delegados sindicales de CCOO de mi lugar de trabajo no les gusta un pelo cómo está llevando el asunto su sindicato, y esta es una postura que comparto. Ya ha tenido lugar la primera iniciativa, la recogida de firmas de afiliados para censurar la actitud de CCOO en la negociación, y esperamos ahora la segunda, la recogida de firmas de todos los trabajadores.
Por otra parte, los Reyes Magos se presentaron de improviso, y para no variar tuve que irme a la FNAC y el Corte Inglés de Sol a las once de la noche del día 5 para tratar de encontrar algunos regalos que me faltaban; afortunadamente lo encontré todo, y hasta alguna cosa que no esperaba.
Las rebajas luego se presentaron duras, pero una visita a Springfield me proporcionó una buena cantidad de ropa a precio bastante razonable. Y bueno, estos días se han visto ocupados por las comunicaciones para el nuevo concurso que se organiza en la planta, el de Cartas de Amor; también por la organización de un par de cumpleaños, y por supuesto, me he divertido un montón con mis queridos compañeros de trabajo, que hacen que cada día sea una nueva aventura. :-)
¡No está nada mal, para empezar el año!

viernes, diciembre 31, 2004

Huelga

Hoy debería haber sido una jornada de huelga. Pero la cúpula de CCOO y UGT ha intentado vendernos miserablemente, y aunque les ha salido mal (encima de traidores, chapuceros) la huelga se ha desconvocado. Sin embargo, la CGT ha modificado la jornada y propuesto un paro de dos horas para realizar una asamblea. De modo que unos cuantos hemos puesto nuestro nombre en la hojita que ha pasado la empresa para no pagarnos las dos horas, y nos hemos ido a la asamblea. Éramos pocos, pero al menos ha ido alguien; la mayor parte de la gente está tan cabreada que ya no quiere saber nada de huelgas. Y es un error, porque por mucho que algunos mandamases de CCOO y UGT nos hayan querido vender, no hay que olvidar dos cosas: la primera, que nuestros representantes sindicales más cercanos están tan alucinados e indignados como nosotros (encima, a ellos su sindicato les ha dejado con el culo al aire frente al resto de los compañeros trabajadores de sus empresas); y la segunda, que por mucho que nos fastidie cómo se han portado estos sindicatos, las cosas siguen exactamente igual: la patronal quiere chulearnos, y hacernos tragar un convenio peor, en el que no nos suben prácticamente nada el sueldo, y encima nos empeoran las condiciones que teníamos en el convenio anterior. Y si no hacemos nada, eso será lo que pase. De modo que hay que continuar con las movilizaciones de los trabajadores, porque nos interesa a nosotros, no a los sindicatos; y sobre todo, abandonar de una vez la idea de que si no haces huelga castigas al sindicato por cómo se ha portado con nosotros. Con todos mis respetos, eso es una chorrada: si no hacemos huelga y luchamos por nuestros derechos, los únicos que nos vamos a joder somos los trabajadores. La gente que está en CCOO y UGT van a seguir tan ricamente en sus oficinas, cobrando sus sueldos; eso tanto si los trabajadores de Telemarketing conseguimos algo, como si no. Así que dejémonos de mojigaterías y de escandalizarnos porque "los sindicatos nos han engañado". Pues sí, el mundo está lleno de hijos de puta, y en los sindicatos también hay unos cuantos, pero basta de lloriqueos y vamos a ver qué hacemos por nosotros mismos y por nuestra situación laboral, que lo que está claro es que nadie nos va a regalar nada y tendremos que movernos, y lo que no podemos hacer es tirar la toalla porque nos hayan fallado unos cuantos cabrones.
Pero estaba hablando de la asamblea. Había dos representantes de CGT, que al menos es el único sindicato que no nos ha vendido, y el único que ha dado la cara en esta situación. Algunas personas han empezado a increparles, pero ya me dirás tú qué culpa tenían ellos; a quien hay que cantarles las cuarenta es a los de CCOO y UGT. Nos han pasado unas hojas para que demos nuestra opinión sobre lo que conviene hacer ahora. Han sido casi dos horas de charla en las que en realidad no se ha sacado demasiado en limpio, ya que sobre todo la gente se ha dedicado a quejarse de cómo han ido las cosas con los sindicatos. Vale, todos estamos cabreados, pero con quejas no vamos a solucionar nada, así que tenemos que partir de cómo están las cosas ahora para ver lo que hacemos. Lo más positivo de la charla han sido las propuestas de algunas personas, que han sido muy interesantes: uno de los puntos principales es que es increíble que en un año entero de negociación del convenio prácticamente no haya trascendido nada en ningún medio informativo. Se ha propuesto enviar cartas a los periódicos, a las web informativas, a todas partes. También es interesante comprobar que el público en general, aunque suele quejarse de lo mal que funcionan los teléfonos 902, en realidad no sabe lo que ocurre con las empresas de Telemarketing, e ignoran los motivos por los que dan tan mal servicio. Hay que decirles que la razón es que los empresarios malpagan a sus trabajadores, y que reducen la plantilla lo máximo posible para racanear hasta el último céntimo. El resultado es que los clientes tienen un mal servicio, los trabadores una mala calidad de vida y unas malas condiciones laborales, y aquí los únicos que se pegan la gran vida y se inflan a ganar dinero son los empresarios. Hay que hacer que la gente sepa esto.
Y otro punto importante, es hacer saber a los sindicatos la opinión que nos merece el comportamiento tan miserable que han tenido. Y no se trata sólo de decirles unas cuantas verdades a la cara, y de llamarles cabrones, vendidos y sucios rastreros; también hay que hacerles saber que esto no va a quedar impune, y que en las próximas elecciones sindicales, si no hacen algo que lave la mierda que les cubre ahora mismo y que se han echado ellos mismos encima, van a pagar caro lo que han hecho. El día que CCOO y UGT se encuentren con que han perdido buena parte de sus representantes en las empresas, tal vez empiecen a enterarse de que están ahí para servirnos a nosotros. Hay que hacérselo saber, enviar cartas de protesta a los sindicatos para que se les caiga la cara de vergüenza, y si la han perdido, por lo menos que sepan que no se van a ir de rositas.
En fin, al menos los que hemos acudido a la asamblea hemos sacado unas cuantas ideas claras. Ahora hay que transmitirlas a los compañeros, para que no se dejen llevar por el desánimo ni por la rabia contra los sindicatos. Pongámosles verdes, sí, y castiguémosles. Pero castiguémosles votando a otros sindicatos en las próximas elecciones, y nosotros sigamos luchando por lo que nos conviene: mejorar nuestras condiciones laborales, cosa que nos merecemos.

jueves, diciembre 30, 2004

Noche bohemia

De vez en cuando hay que romper la rutina, así que el martes 28 de diciembre quedamos unos cuantos compañeros del trabajo para irnos de cena y fiestorro. El Pedri, Saldama, Irma, Sirvi, la Vane y yo estuvimos absolutamente geniales; la cosa comenzó en El Califa, donde nos pusieron una cena tan copiosa que de allí salimos con cuatro kilos más, y eso que nos dejamos el segundo plato. De lo que no quedó nada fue del té y de la cachimba, que no veas tú cómo le arreaban el Pedri y la Sirvi, que se picaron por ganar el premio al máximo burbujeador y aguante aspirando humo. Luego nos fuimos al Larios Café, donde estuvimos un rato, pero el pincha era un sádico recién salido de la cárcel que nos martirizó con una música infame, y mira que a mí me gusta la música de discoteca, pero este tío se dedicó a plantarnos el peor maquineo que pudo encontrar. Menudo cabrón, cómo se nota que el jefe está de vacaciones y los empleados querían cerrar pronto, y eso que el local tenía gente, pero nos echaron a todos.
Se me ha olvidado mencionar que antes de ir al Larios nos pasamos por el Sex Shop de Callao, pero fue un desastre, estaba cerrado, vaya una vergüenza: un martes apenas a las dos de la mañana y un local tan necesario e imprescindible se encontraba fuera de servicio, si es que los moralistas se van a cargar Madrid, más les valdría salir ellos un poco por la noche.
Pues eso, que después del Larios nos fuimos al Black Jack, y aquello fue el despiporre; a mí me registraron la mochila a la entrada, y en la planta baja empezó el bailoteo: todos con todas, qué maravilla, probamos pasos nuevos, intentamos acompasar el ritmo los unos a los otros, y nos echamos unas buenas risas. En lo mejor de la noche, hacia las cinco y media de la mañana, a la gente le entró el rollo de que se querían ir, con lo temprano que era. Eso sí, reconozco que había unos cuantos pesados que no dejaban en paz a nuestras mujeres, lo que no es de extrañar porque estaban todas "mataoras", pero en fin, que esa clase de elementos nos dejan a los hombres a la altura del betún, y en serio que no son representativos de la media... El caso es que nos fuimos, las chicas se dividieron en taxis y el Pedri y yo nos bajamos andando hasta Atocha, hablando de lo divino y lo humano y de Star Wars... Y nada, dormí de maravilla porque me lo había pasado genial, estuve en buena compañía y disfruté muchísimo, por eso dormí como un querubín, porque me lo había ganado. :-)

martes, diciembre 28, 2004

El canto del blog

Me encanta que mis queridos amigos me dejen comments en los que hacen aportaciones a mis posts... En respuesta a Monixx, por supuesto que el jurado ha sido ecuánime, meritorio y distinguido; además de que sus miembros son francamente guapos. A Zalo debo decirle que soy un pájaro de mucho cuidado y que plumas tengo las justas, y a Madison, que soy como el arco iris (en inglés, rainbow; hay que ver qué palabra más bonita, arco de lluvia). Al segundo comentario de Madison, que sin duda con su cuento ha conseguido transmitirnos parte de su gran espíritu navideño. :-)
En otro orden de cosas, y para que no decaiga... Después del gran megaconcurso literario que se fraguó en el trabajo, idea de Saldama secundada por mí mismo, y con vistas a continuar nuestra inmensa labor creativa, proponemos ahora a nuestros más íntimos amigos la colaboración en un nuevo proyecto, fresco, nuevo, juvenil, atrevido y relajante: la creación de Mundo Pollo. Más información en el propio blog del mismo nombre... :-)

lunes, diciembre 27, 2004

Revolución en la oficina

Pues sí, el día 24 de diciembre de 2004 es ya histórico, y no por ser Nochebuena, sino porque Saldama y yo anunciamos los ganadores del Primer Concurso de Cuentos Navideños El Satélite. Con este concurso los que trabajamos allí le hemos metido un dedo en el ojo al sistema empresarial que prentende hacer de nosotros material de oficina, máquinas a las que sólo se considera por su potencial de trabajo. Pues no, 22 personas han demostrado que tienen algo más en la cabeza y en el corazón, que tienen inquietudes y algo que decir, que la ilusión y la imaginación todavía anida en ellos, y eso nadie se lo puede quitar. Enhorabuena a los participantes, enhorabuena a los ganadores, y enhorabuena a todos aquellos que no se dejan su humanidad fuera del trabajo. :-)